miércoles, 9 de julio de 2008

Mudando la piel

Así como el lagarto va soltando la piel vieja para dejar paso a la nueva, y en el proceso se queda como medio ciego, así estoy yo también de cambios, como medio aturdido.

Cambio de ritmo. Quería haber contado mi excursión a Constanza con el P. Alberto, en mis minivacaciones de 4 días, pero se me ha echado el tiempo encima. El viaje a esa parte exuberante y fértil del país, la zona de La Vega, estuvo plagado de anécdotas pequeñas, y me supuso en general aire fresco que respirar, paisajes nuevos que observar y un olor constante a ajo. Allá se cultiva de todo, de hecho es el motor hortofrutícola del país. Pero lo mejor fue visitar la Reserva Científica del Ébano Verde, una especie de árbol en peligro de extinción, y ver ríos y cascadas y agua corriendo y gente buena, de aspecto alegre y sereno. Entre otras anécdotas, el contacto con el cura cantante, el baño en pantaloncillos en una cascada perdida, el karaoke surrealista en el Rancho Macaco, y el pesado viaje en la parte de atrás de una camioneta amenizado con las bachatas de desamor, regadas en ron, de un improvisado y bebido acompañante.

Cambio de preocupaciones. Ahora lo que me trae alterado es el inminente Campamento de Verano. Son 2 semanas de campamento con los niños, en 10 de los barrios que llevamos, según el Programa de Educación No Formal "Calasanz nos une". Para colaborar en ellos, llega un grupo de 6 españoles, a los que esperamos con una mezcla de ansiedad y alegría, pues suponen un acontecimiento en esta parte de La Romana. Ellos traen aires nuevos y una buena experiencia y formación para dar un empujoncito más a lo que llevamos por aquí. Se van a quedar en casa Betania, y allí me voy a trasladar yo con ellos, lo que añade un plus de preparación de la casa.

Por lo demás, los voluntarios estarán todo un mes, pues además de los campamentos, estamos montando una semana de curso de monitores (previo a ellos), unos días de Escuela de Verano para profesores, y otros días más en un batey (poblado en medio de campos de caña).

Cambio de clases. Cuando ellos se vayan a mediados de agosto, se da el pistoletazo de salida al nuevo curso, en el que voy a impartir algunas clases más que el año pasado. Sigo con la Orientación, que especialmente me ilusiona en la Nocturna, y cojo alguna más, intentando que eso no impacte a mi labor fundamental, que es esencialmente la No Formal. Parece un poco contrasentido, pero en realidad una alimenta a la otra y al revés.
Y hay algunos cambios más por ahí, visitas, encuentros... en este tiempo de mudanza.
En mi mentalidad que trata de aferrarse a las rutinas y las seguridades para no perder el norte, los cambios suponen desorientación, ésta desemboca en nervios y los nervios en mal genio.
Pero de repente vienen momentos de lucidez (como el que me empuja a actualizar el blog) en los que sólo me sale agradecer a la vida estas continuas posibilidades.
Así que en la serenidad del momento, sigo tratando de agarrarme al suelo como el mismo lagarto.