viernes, 30 de mayo de 2008

Civilización

No le dejan a uno ni ser feliz en su propio mundo, fuera de todo, dentro de nada.
Me impacta hoy la noticia de que acaban de descubrir un poblado indígena en la selva amazónica que nunca antes había tenido contacto con la civilización. Les fotografiaron desde un helicóptero, defendiéndose del presunto ataque con sus flechas, tan poco certeras como ingenuas. Viven al margen del mundo moderno.
Se han hecho públicas estas imágenes para denunciar las injerencias que reciben tribus similares del "hombre blanco", obviamente para hacerse con recursos naturales tales como petróleo, gas y demás. Además, también conviven con la constante amenaza de las carreteras y la deforestación que éstas conllevan.
Me parece una paradoja que para evitar estos desastres se haga pública su existencia. Pobres benditos, me estaba lamentando, su mayor fortuna ha sido no haber sido descubiertos hasta el momento. Ahora les espera la entrada al mundo real, enhorabuena. Dentro de nada llegarán las hordas de turistas pseudoecológicos, amanecerán con una máquina de Coca-cola y luego será el cibercafé. Y ya, cuando aparezca el McDonald's tres árboles centenarios más para allá, será cuando estén tan contentos, tan felices, tan completamente instalados en la cultura occidental. Bienvenidos.

martes, 27 de mayo de 2008

Esta cabeza

Hoy he vuelto a patinar, con un grupo de niños en Cumayasa, vestidos de deporte y organizados en equipos, esperándome para enseñarme a jugar a pelota. Se quedó en una intención sin apuntar en la agenda, un olvido involuntario. Se quedó una profunda decepción encajada en mi garganta.

Y es que ando disgustado con mi cabeza. Yo querría una con gran cantidad de memoria para acordarme de todo lo que hago y lo que vivo, de todo lo que me dicen o digo. Que me permita estar pendiente de varias cosas al mismo tiempo, de tenerlas controladas. Que me vengan las ideas en el momento oportuno, sin tener que depender de notas que nunca leo, o de paquetes preparados en la puerta que nunca cojo. Porque intentarlo lo intento, pero el defecto es de fabricación, y no hay garantía para ella.
Una cabeza así es la que se necesita para estar en este sitio. Ante la dispersión de la obra romanense, de las parroquias, los campos, los coles… yo necesitaría una herramienta para estar perfectamente centrado, con unas señales que se activaran en su momento y lugar preciso, para no andar a veces como vaca sin cencerro, corriendo aquí y allá, desarrollando piernas antes la ausencia de recuerdos.
Que no me haga quedar en ridículo cuando dicen que digo cosas que juraría que no he dicho, o que no quede tan mal con personas a las que digo que iré o que haré, y que nunca voy o digo. Una cabeza que me ayude a no hacer todos los días una “falsa salida” de casa, a la que tengo que volver casi siempre una segunda vez, o incluso una tercera.
Me preocupa no encontrar a veces las palabras que supe, o las ideas que me visitaron mientras me duchaba o conducía. Y cuando haya perdido mis recuerdos, me preocupará no saber qué fue de mí.

domingo, 25 de mayo de 2008

Nieve en La Romana

Aquella linda mañana de mayo no había sido muy fría, aunque tampoco especialmente calurosa. Era una mañana cualquiera, como tantas esplendorosas, en las que al salir a la calle, vimos el coche cubierto de nieve. La imagen era preciosa, blanco por todas partes, tan bonito, tan especial, que llenaba nuestros corazones de alegría y dicha. Pasar el dedo por el cristal, y ver el milagro haciéndose real en tu dedo, era como estar soñando...

Pero no me vengas con cuentos, hermano. Lo que "nieva" en La Romana es mierdita, la ceniza de las chimeneas del Central Romana que, generosamente espolvoreada como azúcar glassé a varios kilómetros a la redonda, va dejando una capita como de polvo a veces blanquecino, y otras gris o negro. Polvo que lo cubre todo, coches, persianas, casas, intenciones y deseos.
Empecemos por el principio. La Romana es una zona de caña, y su actividad principal se basa en la industria del azúcar y derivados. La empresa Central Romana desembarcó aquí a principios del siglo pasado, comprando toda esta zona, miles de km2 destinados a campos de caña, ciudades para sus empleados y todo tipo de servicios. Desde entonces viene dando empleo, de forma directa o indirecta, a gran parte de la población de La Romana, aunque con unas condiciones laborales que no siempre son las más adecuadas. Su labor fundamental es la extracción de azúcar, para eso se sembraron campos de caña en los que trabajan de sol a sol sus empleados, que malviven en pequeños poblados perdidos en estos campos, sin servicios y muchas veces en condiciones miserables, en lo que se conocen como bateyes.
La temporada azucarera dura más de 6 meses al año, en los que se recoge la caña y se lleva en trenes infinitos y escandalosos hasta el ingenio de azúcar. Allí se muele la caña y se obtiene éste. Además, se extraen otros productos, como la misma energía que sirve de combustible a las propias máquinas. Para ello ese sobrante del azúcar se quema en inmensos hornos, cuya ceniza (cachipa) se suelta sin pudor por grandes chimeneas.

¿Quién se come esa ceniza? La gente, por supuesto, que vive acostumbrada a que le piquen los ojos, a limpiar constantemente el polvo que, sin ningún tipo de misericordia, se cuela por todos los rincones de la casa, y a respirar ese intenso olor de melaza, dulzón, pesado, que lo envuelve todo, especialmente en los días de más calor. Y que, de intenso, a veces da hasta angustia.
La cachipa ya forma parte de nuestra vida, pegada a fuego. Pegada a la lengua en un lamento constante, pegada a la piel con un sudor leve pero continuo, a nuestros pulmones, a los ojos... Pero siempre con nosotros.
La vida del pobre tiene estas cosas, sabe de trabajo, pero no de contaminación, de derechos, de condiciones sanitarias. Y mientras, dejan que caiga la cachipa con la misma resignación e indiferencia como quien oye nevar.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Imperfecta

Luna redonda, luna gigante,
inmaculada promesa que asciende suave,
como hostia que flota
consagrando un instante.
Tu cuerpo me empuja a querer profanarte,
escupir soledades que tu me inspiraste,
con agua de lluvia,
con gotas de sangre,
para verte imperfecta,
quebrada, distante,
para verte al menos humana un instante.

lunes, 19 de mayo de 2008

Hay días

Hay días espesos, en los que parece que todo es estéril, y que nada puede crecer en un terreno tan seco. Y hay días de luz, con brillo, en los que uno va saltando de una cosa a otra de puntillas como bailarina en su tutú, días fluídos, de engranajes perfectos. Hay días en que la conjunción de astros hace que todo se interponga en tu camino, de tropezar obstáculos, pero hay otros de encontrarse cada cosa en su mejor momento. Hay días de sentarse a esperar, hay otros de mirar desde la cuneta de la autopista, viendo como todos avanzan menos tú. Hay días de habitación y otros de sol, de ordenar fotos y desordenar sentimientos. Hay días de pensar, hay días de observar, y hay otros de sencillamente olvidar. Hay días de meterse de lleno y otros tantos de pasar desapercibido. Hay días en escala de grises y días en color.
Y hay otros días que son los días normales, en los que ni siento, ni presiento, ni consiento. Son los días en los que me siento a esperar la noche, mientras lamento los días normales.

viernes, 16 de mayo de 2008

Elecciones

Después de un año de campaña, por fin hoy vota el país. Este tiempo, del que sólo he sufrido una parte, ha sido una pesadez constante. Politiqueo barato y populista, fraudes saliendo constantemente en los diarios, manifestaciones de apoyo a unos y otros con el consiguiente tráfico colapsado, y la verdad, poco o ningún mensaje de propuestas serias y mucha banderita y hacer ruido. La cantidad de dinero que se ha destinado a todo esto es brutal, y mientras, la gente sumida en la miseria y, lo que peor me sabe, en un anonadamiento incapaz de hacer crítica.
Desde el miércoles, los niños ya no van a clase, y confiemos en que reine la normalidad para que podamos retomar el ritmo. Se sigue teniendo miedo al resultado, a los disturbios. Al parecer va a ganar el mismo que está en el poder. La gente alega que los demás candidatos son poco serios o se han visto salpicados en escándalos inmobiliarios y/o financieros. Posiblemente sea cierto. Pero pasar a un triunfalismo fácil te impide seguir mirando más allá, con la intención de andar, al paso, pero andar al fin y al cabo. Y no hay mucho tiempo que perder.

jueves, 15 de mayo de 2008

Por sus frutos

... los conoceréis."
Muchas veces, partiendo de esta cita bíblica de mi primo Mateo 7, me planteo cuáles son los frutos que he dado hasta ahora. No ya aquí, sino a lo largo de mi vida. Porque a veces me encuentro hablando y hablando de todo, filosofando de nada, y disfrazado de tanta verborrea como ineficacia. Cuando quiero rascar un poquito, me da como pudor aceptar que a veces todo queda en poca cosa. Entonces me lamento, y vuelvo a caer en el pesimismo tontito de ver que no avanzo hacia ningún lado.
Pero posiblemente hay una lectura que se queda por hacer. Posiblemente, y debido a mi cortedad de miras, no caigo muchas veces en el tipo de frutos que espero recoger. Porque amiguitos, ¿qué significa exactamente dar fruto? ¿Conseguir fines u objetivos concretos de carácter solidario, fraterno, familiar? ¿Conseguir cambiar algo de mi carácter que no me gusta? ¿Estamos hablando de conseguir? Y ahí es donde creo que está el error. Hoy he tenido un puntito de lucidez para reconocer que el fruto que debemos dar es el fruto del amor. Tratando de no ser ñoño (aquí esa palabra habla más bien de hacer demasiado caso a las tonterías de uno mismo), avanzar en el amor es lo que nos debería preocupar, avanzar de dentro afuera. ¿Ha aumentado mi capacidad de perdón, de hacerme pequeño, de ponerme al servicio de los demás? ¿Soy un poco más libre en ese sentido, partiendo del amor a los demás, o trato de cumplir normas o de quedar bien? ¿Y la esperanza, se ha hecho grande, abarca toda mi vida?
Las respuestas no son para colgar aquí. Pero sí la conclusión, la de que sólo creciendo en este sentido es como, casi sin darme cuenta, el amor explotará en todo lo que me rodea, no con el edulcorante de una fuerte lluvia de miel, sino con la suave erosión del viento en la montaña.

viernes, 9 de mayo de 2008

Idas y venidas


Estas dos últimas semanas han sido algo particulares. Siempre lo son cuando hay visitas de por medio. Vienen muy bien por la novedad, pero suponen también un pequeño desbarajuste con el que trato de estar en equilibrio en esta realidad de caos ordenado.
Estuvo por unos días Maribel en calidad de trabajadora de la Fundación Itaka-Escolapios (y digo calidad porque podría haber pasado por amiga, o por ex-escolapia, o por fraterna, o por laica). Y vino después de un interesante tour por toda la Viceprovincia para conocer in situ los lugares de los que lleva oyendo tantas cosas y que forman parte de su trabajo, o en realidad para poner rostros, calles y gentes a los lugares conocidos. Fruto de esa relación en la distancia será un trabajo conjunto por el que poder desarrollar y hacer el seguimiento de proyectos populares de la obra escolapia.

Casi como relevo de ella, estuvo por aquí de nuevo el P.Rodolfo Robert, o Rudy, Viceprovincial. Como cada vez que viene (cada pocos meses), trae una revitalización de vida y misión y sobre todo muy buen ánimo y un sentido del humor desbordante. Su visión macroscópica de conjunto te arranca del día a día y te ayuda a situarte como una piecita más pero caminando hacia el objetivo, seguro de no estar pisando arenas movedizas. Se fue dejando en el suelo el dibujo del entrenador que traza la estrategia del partido.

Y por último llegó la doctora Bea, ésta sí para quedarse un tiempo largo, con la mochila hasta arriba de ideas, las manos rápidas, las herramientas para operar dispuestas, y todo el ánimo y empuje fraterno que de Valencia recibe, de mayores y de niños. Empujó la balanza desde allá, y ahora seguirá desde aquí, pues hay suficiente realidad como para ir tirando.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Mirando atrás

Vuelvo para regar la plantita, que se me ha quedado algo mustia. Espero no volver a abandonarla.
Y para empezar me gustaría regar con aguas pasadas. Tengo que contar que tuvo lugar la II Semana Cultural con gran éxito de crítica y público, aunque ya haga casi dos semanas de ello. Y lo cuento porque me gustó y punto.
Fue una semanita bien aprovechada, con una acto por día, de bailes fólklóricos, charlas, teatro... Yo me ocupé especialmente del concurso de fotografía, el primero que se hacía y por el que pagué un poco el pato de la inexperiencia. El panorama apuntaba malos resultados con la escasez de fotos presentadas a pesar de la intensa publicidad en el colegio. Pero a última hora pareció animarse, y pude exponer en paneles algunas de las mejores fotos sobre la Romana (debo decir que algunas de ellas estaban realmente bien). Durante esa semana el jurado (compuesto por fotógrafos profesionales, algún profesor y algún Padre con buen criterio) dio su opinión y en el acto de clausura se dieron los premios, con una recompensa económica interesante (pego en el post la foto ganadora).
Además de esto, disfruté especialmente con el concurso de Teatro Social, que preparan algunos grupitos de alumnos. Disfruté por el nivel demostrado, y por el hecho de ser parte del jurado, porque siempre me encanta expresar mi opinión, sea de lo que sea. Y también porque ganó el grupo de 4ºA, mi clase, y me vi sorpresivamente recompensado en acompañarles a Santo Domingo a ver una obra de teatro (que ya fuimos - durante la Feria del Libro, la semana pasada - y disfrutamos de una extravagante representación sobre una mujer que tenía a su servicio a unos enanos a los que maltrataba y que al final acaban por amputarle las piernas y comérselas a modo de festín. Pero esto es otra historia....).
Estuvo también genial la proyección de una película para los pequeños, y su posterior rifa de material escolar y libros. La locura colectiva era evidente, y yo, con el micrófono y el sorteo y los nanos gritando, estaba tan fuera de mí que se me ocurrió acabar tirando algún paquetito de folios para que lo cogieran. Gran error... casi se matan. Ni cuando se tiran en la cabalgata de reyes a por caramelos había presenciado tanta violencia infantil.
Todo lo demás fue vistoso y agradable, especialmente los bailes y cantos dominicanos. Y la clausura fue muy festiva. Pero sobre todo, lo más bonito fue ver a la gente del barrio acudiendo a todas las actividades.
Por cierto, puse en la clausura un montajito que resume las actividades de este año. Si os lo queréis descargar (pesa unos cuantos mb) lo podéis hacer en:
(al acceder, esperar un poquito a que aparezca "Download file" y picar allí)
En un rato, más agua para la planta.