lunes, 28 de enero de 2008

El milagro de la vida (2/2)

[Continuación de 1/2]
En esos momentos de tensión, no soy de los de tomar las riendas. Me sale una cobardía espontánea tan automática como absurda.
- No quiero el premio, gracias.
Y trato de volver a mi sitio.
Esta vez, lo que hice fue preguntar si no era posible que la llevara alguien a Salud Pública. Pero pronto, mirando a uno y otro lado de aquellos caminos de tierra en medio de ningún lugar, caí en lo absurdo de la propuesta. La mujer casi implorando, o más bien llorando, y yo allí, todos allí, solos en el campo. No me pude negar, y nos subimos al coche.
El camino fue un rosario de lloros y gemidos, ay, uy, mmm, ufff, y más con aquellos baches que parecen del mismo Marte. Oía las indicaciones de sus acompañantes, inspira, aguanta y expira, y yo Dios mío, ten piedad de mí, que no le salga el niño aquí dentro. Intenté recordar lo que dicen en las películas, agua, palanganas, gasas… (más tarde me preguntaba Alberto qué pretendía hacer con las gasas). Y luego sobre si el líquido amniótico se iría con agua y jabón. Así que, como ya bastante neurótico soy, traté de mostrarme impasible dando conversación.
Estuve sugiriendo a la madre que lo propio sería ponerle mi nombre al niño, pues yo debía haber sido empujado por el mismísimo dedo de Dios para precipitar nuestro encuentro. La madre reía un poco, y al minuto y medio (no sé si eso era poco en el tema de las contracciones) volvía a gemir y llorar mientras sudaba. Con la siguiente pregunta sobre la edad de la madre, y la respuesta de “16 años”, pensé que lo que debía hacer era concentrarme en meter caña al carro.
Llegamos muy bien y dejé a las muchachas en el hospital, confiando en que la cosa fuera como la seda.
Hoy he ido a ver al bebé pero estaba durmiendo, así que volveré otro día.
En este concurso parece que quedan muchas más casillas, ya sean de premio o de castigo. Lejos de plantarme, quiero seguir tirando. Porque hemos venido a jugar, ¿no?

viernes, 25 de enero de 2008

El milagro de la vida (1/2)

Cara de desconcierto frente a la ruleta, no entiendo nada.
“El juego del Factooor Sorpresaaaa”, me gritan las bailarinas, “Sorpresa que pesaaa”. No entiendo, “¿Sabrás tirar tú?”, nada, por mucho que trato de encontrar la respuesta a mis dudas, “del Factor….”, no sé cuándo fue que pedí número, "Sorpresa", para este sorteo, “¡Sorpresa eres tú!”. Si es que alguna vez pedí algo.
Pero es tarde, los aplausos, el presentador, el tiempo apremia. Y me desquito de la culpa agarrando el tirador y empujando con fuerza. El público jalea. En las condiciones del concurso nunca entró este juego, o tal vez sí, estaba implícito y ahora es mejor que lo aceptes tal y como viene.
Es más, viendo la ruleta girar con velocidad he pasado del desconcierto a la curiosidad ante la inevitable incógnita. Y sólo quiero ver qué es lo siguiente, y si será premio o castigo, o va a depender de cómo se mire.
La enorme ruleta se va parando, clic, clic, clic… y yo me mantengo atento. Se detiene. El presentado grita, dichoso: “La casilla de…. ¡el milagro de la vida!”
El público aplaude con fuerza.
Y es entonces cuando se abre el telón que esconde mi premio en el escenario, y sale una joven embarazadísima que corre hacia mí con un evidente desespero.
- ¡Por favor, lléveme al hospital, estoy a punto de parir!.
Mi premio es real. Estoy en Brisas frente a la biblioteca. Y yo no entiendo nada.
.... Continuará

domingo, 20 de enero de 2008

Vaivén

Coge la música y sal a andar.
Estabas necesitando urgentemente un poco de aire.
En la perpetua primavera de este invierno, la lluvia ha dejado una noche fresca. La luna empuja fuerte, y no es poesía, es una realidad constatable, la del que observa y pasea solo, o sólo acompañado de la soledad que le ayuda a ubicarse.
No es ésta una ciudad que se deje pasear. Sin iluminación en las calles, te limitas a perseguir la luz que en la acera proyectan los atolondrados faros de los coches, o algunas de las casas abiertas que muestran una intimidad indecente. Miras porque lo miras todo, sin juicios ni valoraciones, sólo por mirar.Encuentras ojos que te observan. Te has acostumbrado a esto, aquí eres el "rubio" (blanquito de "pelo bueno"). Te hablan y no oyes, pero no tengo cuartos ni quiero comida. El paisaje es una sucesión periódica de colmado, iglesia de secta, salón de belleza y casas. Y se vuelve a repetir. Un domingo todo cierra, excepto los colmados, las iglesias y las casas. Y algún salón de belleza.
Y cuando lamentas que no haya nada que hacer en una noche de domingo, recuerdas que mucha gente cambiaría sus ojos por los tuyos un momento, ponserse en tu piel, convertir tu fastidio en novedad. Respiras de nuevo la fresca noche de luna fresca, y desperezas los sentidos. Que sientan. El tiempo es el que es, la noche la que es, y tú ahí, sientiendo a todo trapo. Es un ejercicio sano, el de parar un momento a ser consciente del aquí y del ahora, de quién eres, qué haces y por qué. Volver a ubicarte en unas coordenadas reales.
Después, dejarte invadir de nuevo por el vaivén del que eres parte. Y seguir caminando hasta llegar a casa, donde encontrar que ya estás acabando de cenar.

lunes, 14 de enero de 2008

Se inclina la balanza

Y cada vez somos más, se extiende la telaraña. Ayer, con los voluntarios, hablábamos de un ejército de gente concienciada en el cambio social que vaya inclinando la balanza. Cada uno desde el sitio en que esté, desde su lugar. Esto está claro.
Me escriben Alberto e Inma, los nuevos laicos escolapios de la Fraternidad de Al-Bisara (Granada) que van a colaborar en Bamenda (Camerún). Con ellos compartimos un mismo sueño, y ahora un poco más de la aventura de la vida. Espero que no les moleste que ponga un trocito:
"Se abren posibilidades de trabajo en la pastoral de jóvenes y parejas, en el cole, sobre todo Inma con algun seminario sobre organizacion escolar,clases de informática, ambos, y en los hospitales ya veremos, ya he visitado uno, el publico, y te puedes imaginar. En general hay mucha pobreza, pero es gente alegre."
Coincidimos en la alegría de la gente, en ese sentido de la vida tan práctico y sencillo, sin demasiadas complicaciones.
Seguro que les irá muy bien, y que empujarán con fuerza la balanza un poco p'allá. Ánimo!

Formaciones y clases

De vuelta a la crónica romanense. Ando estos días inquieto por atar ciertas cosas, y había dejado algo decuidado este tema.
Una de ellas, la formación de monitores. La tarde de ayer la dedicamos a una formación para los jóvenes voluntarios de S.Eduardo, Benjamín y Residencial Romana. Pretendemos siempre que colaboren con su comunidad, dedicando algo de tiempo y ganas a la preparación de los campamentos mensuales con los niños bien de su barrio o de algún otro que necesite apoyo. En particular, los de Residencial se centrarán en Caleta, otro de los barrios más "conflictivos" de la zona, y con millones de niños también. El plato fuerte de la tarde se centró en la gratuidad, y de cómo en la sociedad de hoy se trata de mercantilizar todo, sin encontrar nada ni nadie que se dé porque sí.
Me ilusionan estos chavales, despiertos, receptivos, y me siguen conmoviendo muchas de sus opiniones. Como casi siempre, su asignatura pendiente suele ser la constancia, que ese compromiso que les pedimos se pueda mantener en el tiempo. Otro día me centraré en esto, pero parte de la labor que tenemos aquí es dar consistencia a todo lo que se empieza y que poco a poco se deshincha, sin muchas seguir patrones racionales o explicaciones objetivas. Creo que ya lo dije alguna vez pero mi sistema racional está haciendo aguas.
Y si de asignaturas hablamos puedo contar que he empezado a dar clase en el cole S.Eduardo. Es una asignatura de informática en 4º del Bachiller técnico, y son pocas horas, pero esto puede suponer una mayor cercanía con los chavales, y un punto de entrada al colegio. Nunca he dado clases y me pica la curiosidad.

domingo, 6 de enero de 2008

¡Juguetes para todos!

Por fin llegaron los Reyes a La Romana. Sus Majestades han pasado por todos los barrios, incluso a aquellos a los que cuesta un poco llegar, como Mª Trinidad Sánchez. Yo he estado allí esta tarde, contando la historia de los sabios de Oriente con sus barbas largas, sus incunables sobre astrología, y esos ropajes tan ligeros y llevaderos que vienen bien para cualquier travesía. Aunque la mayoría no había oído en su vida esta historia (y menos aún los nombres de estos caballeros) han acogido con asombro y alegría los juguetes que les traían.
Muchos de ellos llegaron en los contenedores enviados desde Valencia, y algunos otros habían sido donados por el Ayuntamiento de aquí. Hay muchos barrios, y muchos niños, así que han venido justitos.
Me ha soprendido ver que se contentan con bien poco, y juguetes que en la selección previa estuve a punto de tirar (afortunadamente me pararon las manos) por viejitos, descuidados o sencillamente feos, ellos se los han llevado tan contentos. Lo cual confirma que me queda mucho por aprender, de cómo son, de cómo reaccionan, de cómo seguir bajando el listón de lo que considero "lo mínimo".

viernes, 4 de enero de 2008

Carta

Majestades de Oriente,
les escribo para agradecerles que, seguramente debido a lo bien que me he portado este año, he podido disfrutar por adelantado de mi Súper regalo.
Sus tres Pajes se han portado fenomenal conmigo, y su generosidad y buen hacer ha cubierto todas mis espectativas. La excursión a la fértil tierra de Samaná ha supuesto un buen colofón de un año abundante en bienes.
Agradecido quedo de tanta generosidad como han mostrado conmigo. La visita a esta región nos ha mostrado un idílico paisaje agreste de naturaleza desbordada, descanso para el ánimo y disfrute para los sentidos. Naturaleza viva, o muerta y devorada, la de los magníficos pescaditos fritos que, oh magnificencia, sus Pajes me entregaron al final del trayecto junto a una inmensa botella del Rey Coca-cola. Las lágrimas brotaban a mares, de satisfacción y de pena por tan fugaz manjar.
Y no podía más que expresarles mi agradecimiento. Quedo confiado en que, como este año me portaré muchísimo mejor, los regalos con que me sorprenderán sus Pajes estarán a la altura de la bondad ya alcanzada. O incluso más.
Me tienen a su disposición.
Fdo: su humilde servidor.
PD: Les adjunto algunas fotos para que las impriman en su láser a color y las pinchen en el tablón de su despacho en Palacio, para que se sigan acordando de mí en el año que entra.