viernes, 18 de abril de 2008

Solazo

No sé cómo fue, pero de repente fuimos muy conscientes que el verano había llegado. De repente faltaba ya el aire y era necesario prender los abanicos para empezar a coger el sueño. Así, tan repentinamente, una ligera humedad te acompaña casi todas las horas del día, y salir hacia las bibliotecas a las 3 de la tarde se convierte en una pequeña tortura cuando el único vehículo disponible es una guagüita sin aire, y lo que es peor, sin radio.
El solazo cae sin remedio.
Y dicen que ahora sí ha llegado para quedarse. Despedimos la primavera constante que he disfrutado desde que llegué, en un invierno de los raros, de los largos y frescos. Y recibimos esta pesadez de temperatura, esperando al menos los regalos envueltos en días de lluvia.

sábado, 5 de abril de 2008

Cultura para todos

El viernes pasado estaba en el Centro Cultural escuchando el concierto de la orquesta sinfónica, con un chamaquito (*) de unos 4 años, que no levantaba medio metro, sentado a mi lado.
- Yo voy a practicar en mi casa - me dijo convencido.
- Pero, ¿todos los instrumentos? Tendrás que elegir uno.
Miró detalladamente la sección de cuerda, al director, después la de viento, y al final la percusión, unos treinta y tantos jóvenes tocando animadamente frente a nosotros. Al final se decidió.
- Ése grande.
- Se llama contrabajo, y es muy bonito, pero vas a tener que practicar mucho.
Pero él ya estaba en otra dimensión.
- Y voy a pintar la varita de tocar con todos los colores, y en la punta un color fuerte.
Dicho esto, se volvió hacia la orquesta y ya no me volvió a mirar hasta que al final se despidió con un "Adiós, amigo".
De golpe, le vi un sentido claro y directo a todo esto.

El Centro Cultural Calasanz es un edificio de una planta, amplio y grande, situado en el cogollito del barrio de Quisqueya, flanqueado por el colegio de San Eduardo, la Parroquia del mismo nombre y la casa Betania. Construido con la aportación de, entre otros, el Gobierno de Guipuzkoa, fue inaugurado hace poco más de un año con la intención de dinamizar la actividad cultural de la zona. Esta semana se ha aprovechado para dos cosas que considero importantes.

La I Feria Tecnológica, organizada por alumnos de 3º y 4 de Bachillerato de la especialidad de Informática, trataba de mostrar algunos de los avances tecnológicos más importantes. Los alumnos se distribuyeron en cubículos donde exponer sobre sistemas operativos, mecatrónica, empresas líder, multimedia... La verdad es que ellos lo han bordado porque cuando se ponen, se lo toman muy a pecho. Han ido pasando distintos colegios y parece que ha dejado muy buena sensación.

Y ayer viernes, bajo el programa de Viernes Culturales, el concierto de la Orquesta Sinfónica de Ingenio Consuelo, una orquesta fundamentalmente joven. La gente se lo pasó en grande, y además aprendió, ya que el director nos dio una didáctica sesión de conocimiento instrumental.

Cada viernes hay pues un acto, baile, concierto, película... Y en abril la Semana Cultural, para darle una mayor intensidad.

De todo esto, queda la idea de que la cultura es para todos, y de ella somos partícipes, nos formamos y la compartimos. Y, de paso, hacemos amigos.
(*) Ver apartado "Aprendiendo dominicano"

miércoles, 2 de abril de 2008

Disparates

Lo mejor que se puede hacer cuando uno va de excursión a la Isla Saona con sus alumnos de 4º de Bachiller, es disfrutar de la playa y de ellos, de la comedera, de la bebedera (ambas son constantes), de sus manías y sus locuras perdonables. El problema surge cuando uno, en un arranque de renovada juventud, trata de hacer lo que no puede. A todas luces, una torre de tres en el agua, subidos a los hombros, siendo yo la base, no parecía ser lo más inteligente. Yo recordaba haberlo hecho, pero ya hace algunos años y no con tiarrones más altos que yo. Resultado: caída sentado en la arena con ellos encima, crujido de columna y dolor de morir en la parte inferior de la espalda, que pensé que me quedaba allí mismo. Afortunadamente, el dolor fue mucho pero sin gravedad, y las consecuentes molestias lumbares las sigo sufriendo algunos días después (y los que me quedan).

Aparte de esto, tengo que decir que el día transcurrió de lo más divertido y distendido.

El segundo disparate es el de ver cómo se lo pasan los españolitos blanquirrojizos de carnes fofas y ansia de diversión en estas tierras. Un poco más allá de donde estábamos, una excursión de ressort practicaba unos bailes ridículos, guiados por varios dominicanos sobreexplotados que les daban unas clases de movimientos de cintura. A mí el panorama me resultaba dantesco, con mis compatriotas haciendo la risa, pero lo curioso fue que los alumnitos perdieron la cabeza. En cuanto vieron blanquitas con ganas de juerga, allí que se fueron, a enseñarles a bailar, a hablar con ellas... Y esto ya me preocupa más, por lo que supone. Está muy metido en la conciencia dominicana, lo de pegarse al extranjero, lo de intentar sacar "unos cuartos" (pasta) o una visa que les lleve lejos, o lo que sea. No digo que fuera el caso de éstos míos, pero en broma sí lo comentaban. Y creo que sin querer expresaban algo que subyace en el sentir popular. En ese momento, me dio mucha pena verles perder el culo por estos borrachuzos/as con ganas de juerga que, disfrutando de la situación, les seguían el juego con una confianza inventada en cuestión de minutos. Y luego renegué un poco de mi tierra, la verdad.
Por lo demás, recordadme que no vuelva a intentar una torre de tres.