jueves, 3 de diciembre de 2009

Olor a final de año

Aunque ya hace más de un mes que empezó la Navidad dominicana, creo que ahora sí esto empieza a oler a final de año. Tal vez sea por la llegada de los exámenes semestrales (la agenda escolar sigue marcando mis tiempos) o que el fresquito empieza a llegar más sutil que agresivo, alcanzando los veintipocos, que ya es poco.
Esta temporada suele estar marcada por las celebraciones de Calasanz, que tuvieron lugar la semana pasada. De ellas, a mí lo que más me interesa, además de la reactualización de la interesante vida del santo, es lo meramente festivo: las kermesses colegiales. Este tipo de eventos engancha con la parte más dominicana de mi alma, la de la música, la comida, las relaciones sociales... aunque tal vez, pensándolo bien, sean parte de la festividad humana, la música, la comida, las relaciones...
Este año, en la kermesse de San Pedro, los chicos del "Calasanz nos une" tuvieron una sencilla pero efectiva presencia.
Organizamos un taller de manualidades, con una ambientación (disfraces incluídos) que sólo pudimos tímidamente mostrar debido a la bulla ensordecedora. Ellos trabajaron en equipo y con ilusión, y creo que los niños lo gozaron (debo decir que la competencia era ardua con el puente mono de los scouts, que a mí personalmente me dejó unas secuelas amoratadas).
Este domingo seguimos de kermesse, esta vez en San Eduardo.
Y después, el invierno seguirá llegando con sus veintipocos, sus exámenes semestrales y la promesa de un nuevo año, nuevos cambios y otros aires.

Me parece que estoy empezando a echar de menos todo esto.