viernes, 9 de mayo de 2008

Idas y venidas


Estas dos últimas semanas han sido algo particulares. Siempre lo son cuando hay visitas de por medio. Vienen muy bien por la novedad, pero suponen también un pequeño desbarajuste con el que trato de estar en equilibrio en esta realidad de caos ordenado.
Estuvo por unos días Maribel en calidad de trabajadora de la Fundación Itaka-Escolapios (y digo calidad porque podría haber pasado por amiga, o por ex-escolapia, o por fraterna, o por laica). Y vino después de un interesante tour por toda la Viceprovincia para conocer in situ los lugares de los que lleva oyendo tantas cosas y que forman parte de su trabajo, o en realidad para poner rostros, calles y gentes a los lugares conocidos. Fruto de esa relación en la distancia será un trabajo conjunto por el que poder desarrollar y hacer el seguimiento de proyectos populares de la obra escolapia.

Casi como relevo de ella, estuvo por aquí de nuevo el P.Rodolfo Robert, o Rudy, Viceprovincial. Como cada vez que viene (cada pocos meses), trae una revitalización de vida y misión y sobre todo muy buen ánimo y un sentido del humor desbordante. Su visión macroscópica de conjunto te arranca del día a día y te ayuda a situarte como una piecita más pero caminando hacia el objetivo, seguro de no estar pisando arenas movedizas. Se fue dejando en el suelo el dibujo del entrenador que traza la estrategia del partido.

Y por último llegó la doctora Bea, ésta sí para quedarse un tiempo largo, con la mochila hasta arriba de ideas, las manos rápidas, las herramientas para operar dispuestas, y todo el ánimo y empuje fraterno que de Valencia recibe, de mayores y de niños. Empujó la balanza desde allá, y ahora seguirá desde aquí, pues hay suficiente realidad como para ir tirando.

3 comentarios:

esteldenadal dijo...

;)

Avant doncs!

eva dijo...

y lo entretenido que está el chiquito!!!

a currar más, que para eso te pagamos!!

besos

Anónimo dijo...

Hace tiempo que no te leía... y me he puesto al día desde la distancia.
Ya sabes: siempre disfruto de lo que escribes, con ese aire un punto melancólico al que, tal vez por la cachipa, has dado un toque dulzón...
Un beso fuerte de la amiga - los demás calificativos, después-.