martes, 27 de octubre de 2009

D-vuelta

Acabo de llegar a casa, a mi casa dominicana, después de 18 días de vacaciones en mi casa, la valenciana. Oigo ahora la salsa del colmadón de la esquina, y lo que otras veces me incomodaba ahora me resulta divertido y familiar, lo cual confirma lo mucho que necesitamos salir de nuestra rutina para volver a valorar lo que tenemos. En mi caso incluso con más frecuencia, diría yo.

Estos días han vuelto a ser de reencuentros y actualización de imágenes de la ciudad y la vida. Y he vuelto a constatar muchas de las diferencias entre mis dos casas.

Allí hay manifestaciones contra la Pobreza, aquí hay una pobreza manifiesta.
Allí es un problema la desigualdad Norte-Sur, aquí el sur está en Barahona, y no hay más problema.
Allí hay crisis pero la gente vive en los centros comerciales, aquí nunca hay crisis pero la gente vive en su casa, y bastante apretada, o en la calle.
Allí el agua es alegre y libre, aquí es presa de botellones.
Allí la ropa de invierno es negra, blanca y matices de gris, aquí no hay invierno por eso siempre se vive en colores.
Allí los mosquitos sólo en verano y a veces tampoco, aquí siempre y también, en mi casa más, con lo que rascarse es parte de modus vivendi.
Allí todo está sincronizado y medido, aquí las cosas van fluyendo una detrás de otra, en un orden natural (y si algunas quedan fuera, se asume y punto).
Allí arreglan las aceras varias veces, e incluso algunas con adoquines de granito, aquí si las asfaltan estás de suerte (o hay elecciones próximamente). Y los adoquines no durarían ni una noche...
Allí tener una cierta edad y estar soltero no parece un crimen, pero tampoco lo parece tener 16 años y pedir en la farmacia la píldora del día después.
Allí el internet vuela, aquí se estrella, y con más probabilidad si cae algún rayo.
Allí la música es de la radio, aquí la música es de la calle, de la gente, de la sangre.
Allí se come bien.. aquí también.

En fin, son algunas de las cosas que se me ocurren en estas horas de jet lag.
En realidad no es tanto lo que nos separa, pues todos respiramos, sentimos, disfrutamos y sufrimos sobre estos dos pies. Siendo objetivos, unos cuantos mil kilómetros de agua y 5 horas de reloj. Lo demás son sólo historias.

4 comentarios:

Manel dijo...

Genial. Grans veritats i divertides dicotomies.

Disfruta de la sensació de retrobament :o)

Una abraçada!

Manel AF

Anónimo dijo...

no lo había ledído y me parece super chula esta entrada!

Creo que me gusta más ser de allí que de aquí...por el modus vivendi, ya tú sabes! La cabra tira al monte...aunque eso no quiere decir que se conforme con no cambiar nada...

Beso goldo!

La Bendi

Monto.- dijo...

Ey, hombre del mundo!! que chula la reflexión, me ha gustado, si señor, y que positiva. Aquí, aunque cuando estabas parecía que estuvieras siempre, ara que no estás, se te echa de menos.
+1 beso

PD: Por cierto, mientras escuchaba la salsa colgada en tu blog, me he acordado de que me debes unas canciones...más besos

marjaldo dijo...

Caray, Rubén, bonito, real, tuyo. Un abrazo y perdona por aparecer poco y tarde por aquí...Feliz mes-fiesta de Calasanz. Recuerdos por allí a tod@s