sábado, 1 de marzo de 2008

El carrito en 10 pasos

El carrito es una especie de taxi que circula siempre por un recorrido fijo (la “ruta”). Es como el autobús pero en coche, y hay diferentes rutas. Una de ellas, la “B”, pasa muy cerca de casa, y además te lleva a las inmediaciones de San Eduardo (el cole, parroquia y centro cultural) y llega incluso a la Gallera, uno de los centros neurálgicos de La Romana (pues allá está una de las dos estaciones de bus, la de Asodemiro, además del polideportivo). Pero un carrito no es sólo eso: es toda una experiencia.
He conseguido descifrar las complicadas instrucciones de uso, y se las expongo a todos ustedes en 10 pasos fáciles:
  1. Salir de casa con ganas de pasarlo bien. Ni caso al sol que cae a plomo, ni a los motoconcheros que, viéndote presa fácil, te llaman “¡eh, sh!”. Si no se cumple bien este requisito, corres el riesgo de caer en la tentación del motoconcho, llegas en un periquete pero te cuesta 30 pesos (RD$ 30), casi el triple del carrito. [Otro día, capítulo “motoconcho en 10 pasos”].
  2. Esperar en la esquina de la ruta, con aire de “pasaba por aquí” para que ya te dejen definitivamente en paz los otros motoconcheros (o sencillamente, concheros, personas que “conchan”).
  3. Pasará el carrito con una "B" marcada delante, pero no hay que preocuparse en caso de no ver la letra, que ellos te pitan o te sacan la mano en un gesto increpador (seguro que te van a pitar, de hecho es que siempre están pitando). En caso extraño de que no pasara así, es necesario llamarles, con algo aproximado a un “Eeeeeeeh”, lánguido, arrastrado. Si no te paran, es que no quieren o no pueden, entonces puedes decirles “¡Cónchale!” (que no es sinónimo de “quiero que a él le conchen”) o en todo caso “¡Pero vengacá!” (que no es sinónimo de que venga aquí), ambas son expresiones de fastidio.
  4. Cuando el carrito para, inspección visual, hay mirar rápidamente dentro. Si está la cosa a reventar, y tienes mucha prisa, puedes entras (pasar al punto 5). Si el sol lo permite o llegas sólo con un poco de retraso, haces con la mano un gesto de que no cuente contigo y el carrito sigue su camino sin ti. Hay muchos más, no desesperes.
  5. Entrar. La combinación correcta es 4-2-1 (4 detrás, 2 delante + 1 niño si lo traen). Si alguna de estas plazas falta, no esperes que lo den por completo porque no lo está. Esta es la parte más complicada, porque detrás caben 4, y aunque tú pienses que no es posible, sí lo es, hazte a la idea. Y si hay niño, entra también. Uno de los de atrás tendrá que adelantarse un poco. Delante es más difícil, ojo con el cambio de marchas.
  6. Mirar alrededor. Entonces es cuando te preguntas cómo puede funcionar este trasto desvencijado y medio roto, sin el acolche de las puertas, con las lunas casi siempre agrietadas (o sin ellas), las manivelas fuera del sitio... Es increíble lo que da de sí un automóvil. He visto prender los faros (cuando van) articulando una combinación de cables misteriosa. Yo suelo tratar de localizar visualmente el tirador para salir, por si acaso, aunque muchas veces no va y hay que sacar la mano por la ventana para abrirte desde fuera.
  7. Pagar. Puedes tomarte tu tiempo para sacar del bolsillo el monedero en la postura que estés, por eso es mejor que lo lleves preparado antes de entrar. Son 13 pesos (0,325€) hagas recorrido corto o largo. Se debe decir “Miiiiiira, chofel” y le das el importe. Si no lo llevas justo, le puedes decir “Yo llevo 11”, y él te dice “Está bien”. O le das un billete grande y esperas una reacción negativa, tú eliges.
  8. Participar en la microvida social. Muy divertido, se comenta de todo, la subida del precio del pollo, el gobierno (tema frecuente), las apreturas de la vida… La música suele estar a todo trapo, así que la conversación discurre entre bachatas y merengues pasados de decibelios, y una vez incluso a ritmo de “Se me enamora el alma”, que ya era lo más. Entre tanto, la gente puede ir bajando, subiendo y reubicándose, puesto que la salida siempre es por la puerta de la derecha (en este sentido, la guagua pública es más agradable).
  9. Solicitar parada. Atención a este punto que no es tan fácil. Las palabras exactas son “Chofel, déeeeeejeme”, o como mucho, “Chofel, en la equiiiiina”, son afirmaciones, nunca preguntas. A mí me han reñido por decir “¿Me deja aquí, por favor?”, o “Yo me bajo aquí”, o ni siquiera me han entendido, y encima quedas de blanquito tonto.
  10. Bajar. Te debes desincrustar de tus vecinos, y salir tan contento. Yo digo "gracias", aunque nadie suele decir nada.

Si respetas todas estas normas, tendrás éxito en tu misión, y desearás volver otro día.

6 comentarios:

esteldenadal dijo...

Éxito seguro, pero lo de desear volver otro día...
Aunq tal vez sea mejor q el metro de londres en hora punta q aunq goce de mucha tecnología hueles los sobacos de todas las nacionalidades habidas y por haber.

aaag!

crec q a mí m'agrada la idea del motoconcho.

Bsos

Monto.- dijo...

Toda una aventura!! y seguro que tardan menos que la Línea 1 de metro valencia...ale, bsets

Anónimo dijo...

Hola Ru,

Muy buena la descripción de como "tomar" el taxi-bus pero para imaginarme realmente la situación me falta saber un detalle... ¿como son los coches? ¿son todos iguales de un mismo color o cada uno es de su padre y de su madre?

besos.

Inma y Alberto dijo...

Desde Camerun y con mucho cariño, nos sentimos unidos a tus experiencias y nos reimos mucho con algunas cosillas que tanto se parecen a esta realidad que aquí estamos viviendo. Nos sentimos unidos a ti con la misma fuerza e ilusión para darle la vuelta a la balanza. Y todo con mucho humor. Un abrazo apretao.
Inma y Alberto

Rubén dijo...

Muchas gracias!
Que sigamos empujando pues. Y mucho ánimo. Siempre.

Anónimo dijo...

jaja, me recuerda muchisimo a Perú!!! Es así de verdad!! al principio te impacta, pero luego te vas acostumbrando y te parece hasta normal...Y te pegas horas en un coche de esos...Yo cuando me fui a la playa estuve 3 horas en el asiento de atras con 3 personas mas...bajé que no podia...Y menos mas que no me tocó el sitio de "ENCIMA DE LA MARCHA" que ese si que es lo peor...
Pero bueno, considerate afortunado que a mi me tocaron hasta burros y asnos...
Besos, Elena