El viernes pasado estaba en el Centro Cultural escuchando el concierto de la orquesta sinfónica, con un chamaquito (*) de unos 4 años, que no levantaba medio metro, sentado a mi lado.
- Yo voy a practicar en mi casa - me dijo convencido.
- Pero, ¿todos los instrumentos? Tendrás que elegir uno.
Miró detalladamente la sección de cuerda, al director, después la de viento, y al final la percusión, unos treinta y tantos jóvenes tocando animadamente frente a nosotros. Al final se decidió.
- Ése grande.
- Se llama contrabajo, y es muy bonito, pero vas a tener que practicar mucho.
Pero él ya estaba en otra dimensión.
- Y voy a pintar la varita de tocar con todos los colores, y en la punta un color fuerte.
Dicho esto, se volvió hacia la orquesta y ya no me volvió a mirar hasta que al final se despidió con un "Adiós, amigo".
De golpe, le vi un sentido claro y directo a todo esto.
El Centro Cultural Calasanz es un edificio de una planta, amplio y grande, situado en el cogollito del barrio de Quisqueya, flanqueado por el colegio de San Eduardo, la Parroquia del mismo nombre y la casa Betania. Construido con la aportación de, entre otros, el Gobierno de Guipuzkoa, fue inaugurado hace poco más de un año con la intención de dinamizar la actividad cultural de la zona. Esta semana se ha aprovechado para dos cosas que considero importantes.

La
I Feria Tecnológica, organizada por alumnos de 3º y 4 de Bachillerato de la especialidad de Informática, trataba de mostrar algunos de los avances tecnológicos más importantes. Los alumnos se distribuyeron en cubículos donde exponer sobre sistemas operativos, mecatrónica, empresas líder, multimedia... La verdad es que ellos lo han bordado porque cuando se ponen, se lo toman muy a pecho. Han ido pasando distintos colegios y parece que ha dejado muy buena sensación.

Y ayer viernes, bajo el programa de Viernes Culturales, el concierto de la
Orquesta Sinfónica de Ingenio Consuelo, una orquesta fundamentalmente joven. La gente se lo pasó en grande, y además aprendió, ya que el director nos dio una didáctica sesión de conocimiento instrumental.
Cada viernes hay pues un acto, baile, concierto, película... Y en abril la Semana Cultural, para darle una mayor intensidad.
De todo esto, queda la idea de que la cultura es para todos, y de ella somos partícipes, nos formamos y la compartimos. Y, de paso, hacemos amigos.
(*) Ver apartado "Aprendiendo dominicano"