miércoles, 10 de febrero de 2010

De lo micro a lo macro

Es de repente en una mirada, un gesto. No un gesto grandilocuente o ambicioso, sino más bien efímero, olvidable. De paseo por La Puya el domingo pasado, volví a reencontrarme con los gestos limpios, los ojos que se esconden tras una puerta y observan, las manos que quieren ser tocadas, las risas que quieren ser retratadas, las cabezas bajo mi mano que se mueven en todas direcciones. Y entonces volvió a resucitar mi yo tranquilo, el que pasea los pies y la vista, sin tener que explicar nada a nadie, sin organizar, sin distribuir, sin más faena que existir.
Por la mañana, yo era el yo del ordeno y mando. No se me da mal el papel, y cada vez con menos pretensiones, creo me he vuelto un poco más humano.
Era un domingo de fiesta, el II Encuentro Nacional de Voluntarios "Calasanz nos une", o lo que llamamos Formación Conjunta, un motivo para juntar en el Colegio Calasanz de Santo Domingo a los monitores de La Puya, tanto del barrio como del Calasanz, y los de La Romana, que suelen ansiar cualquier salida que se dé. En total casi 80 monitores. El tema era el amor como virtud del educador escolapio, una oportunidad de trabajar en ellos eso que se llama amor, tan publicitado como difícil de poner en práctica. La desconfianza inicial de los 3 grupos pronto desapareció, y de repente el tema era la excusa para juntarse, convivir y mezclarse, sintiendo que además del servicio a los niños, nos unen las ganas de compartir.
Al gran juego, ambientado en el Mago de Oz, le siguió una dinámica para representar algunas frases de Calasanz situadas en nuestra realidad concreta con los niños. Y ya en la tarde, después de comer, nos desplazamos a La Puya, donde por equipos recorrimos el barrio, una realidad dura que interpela a cada paso, y donde yo reconcilié el microgesto con el macroevento, para resolver la ecuación. La incógnita: la esperanza.
Tras una eucaristía sencilla pero sentida, volvimos agotados a La Romana. En la guagua, ya de nuevo atrapado por mi yo humano, miraba a los muchachos y escondía con payaserías todo el amor que les tenía.
Al final, quien aprende, vuelvo a ser yo, el humano y el otro.




2 comentarios:

Ro dijo...

Gracias por tu texto, Ru

Ro.

Monto.- dijo...

Aún sigo impactada con la "mosca recorriendo" el hospital de Haití, te tengo un poco abandonado, lo siento,pero me mantengo informada, un beso y unas gracias a ti a bea a a PAt...