domingo, 30 de mayo de 2010

Decir más con menos

Hace un tiempito que no escribo, y ahora creo que he perdido el hábito.
Me temo que la pereza se me ha echado encima. A veces pienso que nada de lo que cuento es importante, que no merece la pena. A veces la ocurrencia es "algo pequeñito" (siguiendo la terminología eurovisiva), tanto que no merece ser contado. Y mi día a día está tan lleno de cosas pequeñitas, que ni juntas pueden sacar la cabeza por encima de la mesa de la computadora. O tengo que juntar muchas para que salgan las cuentas.
O tal vez, y esto me preocupa más, hemos perdido vosotros y yo la conexión que teníamos. Me sabe mal porque siempre ha sido la idea que hagamos juntos este camino, que compartáis conmigo las ilusiones y los desengaños. Esta aventura es de sentimientos más que de hechos. Desgranarlos a veces cuesta, uno debería ser muy bueno para contarlos tan minuciosamente que se hiciera entender perfectamente, y no creo yo serlo tanto.
En todo caso, esta sutil y sosa confesión me permite comenzar a practicar. Y tal vez este soltar los dedos sea promesa de algo más. Aunque me quita mucho tiempo (soy bastante perfeccionista), me hace mucho bien pues resulta ciertamente terapéutico. Así que, si me podéis perdonar, seguid ahí para ver en qué queda la cosa, que yo haré lo mismo. Tal vez escuchándonos un poco más, incluso en el silencio, podamos decir muchas más cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo puede ser que sepas la canción de eurovisión que envio España. Eso sí puede hacer que perdamos la conexión, hermano.
Un besote del número 4 por los lados y con tijera (chas chas chas) por arriba.

Rubén dijo...

No es difícil de encontrar, sale en la portada de todos los periódicos. Vivimos en una isla, pero no tan aislados. ;)