sábado, 2 de febrero de 2008

Las fotos que no haré

Me da mucha vergüenza hacer fotos. La gente no es un animalito que ver, ni está en el zoo ni es un paisaje curioso. No soporto a los turistas tratando de sacar el negrito más mono para enseñar a sus amigos. Pero es cierto que una forma de enseñar la realidad es ésa. Y, gracias a ello, luego puedes poner imagen a lo que explicas, y acercar a la gente un poco más a la realidad tal y como es. Yo trato de hacerlo discretamente, aunque en cuanto los nanos detectan una cámara cerca, posan cual modelos de revista, tan contentos ellos, y eso te quita cualquier sentimiento de culpa.
Pero hay fotos que no creo que pueda (ni deba) nunca hacer.
Esta mañana he estado en el Centro Penitenciario de La Romana (o en otras palabras, la cárcel), con el grupo de la Pastoral Penitenciaria. El primer sábado de cada mes les llevan la comida en unas ollas gigantes. En cuanto llegas ya percibes el cúmulo de gente, una clara sensación de multitud, de hacinamiento. Y esa es la foto para explicar. Una reja 3x2, llena de brazos saliendo, estirados, pidiendo pesos, increpándote. Las caras entre los barrotes, llamándote, "eh!, sh!", "¡Rubio!", "¡Español!", y tú como su única posibilidad de interacción con el mundo allá afuera, "Dame 10 pesos", "Dame tu reloj". Curiosamente, la petición más generalizada fue de rosarios, cosa que a mí ya me acabó de descolocar.
Les repartimos la comida por la apertura, y poco más. Pero ese ratito fue suficiente para entablar unos breves diálogos con ellos, e interactuar aunque a veces fuera sólo visualmente. Buena gente, me pareció. "Yo maté a un tipo que pegó a mi madre", me contaba uno. Dentro, una fila de presos esperaba recibir su ración con evidente ansiedad. Las condiciones en las que estan saltaban a la vista. Me cuentan que dentro las habitaciones son de 200, hay un colmado, una farmacia y hasta una iglesia. Y mafia, mucho negocio de cualquier cosa, incluso para alquilar colchones.
En el piso de arriba, las mujeres miraban desde el balconcito. Se turnan los tiempos para no coincidir, obviamente.
Eso fue lo único que hicimos esta mañana, aunque otros dían van a compartir con ellos un ratito más. Desde mi forma de entender, algo de asistencialismo no viene mal, mientras sea en momentos puntuales o suponga una entrada a algo más. Pero este es otro debate.
Yo de momento guardo la foto en la cabeza, con la firme intención de volver.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Piensa la maravillosa realidad en la que estás, que los niños "tan contentos" con posar en para tu cámara, anónima para ellos. Y disfruta de esos momentos de felicidad transmitida.
Besets,
Clara

Monto.- dijo...

A mi me ha dejado impactada tu experiencia en la penitenciaria...aquí no es así en cuanto a servicios y manutención...pero las mafias y el maltrato humano....eso es igual en todos sitios...ánimo, y vuelve.

bsets

eva dijo...

ya has podido hacer otras "fotos" y las compartes?

besos de colores

Anónimo dijo...

Hola Rubencin, me gustan mucho todas las experiencias que cuentas, pero la de la carcel realmente me ha impactado. Debe ser muy duro. Animo seguro que esas fotografias que guardas en la cabeza no las olvidaras nunca.
Un besote.

Monto.- dijo...

Ru, ara te toca a ti...entra en la web de El país, el mundo o Público y...defiende la alegría!jejejeje.

bsets