martes, 7 de octubre de 2008

De vuelta

De nuevo en casa.

Estoy bien contento de estos días de semidescanso mediotrabajo, de conocer los lugares escolapios de Nicaragua, tantas veces comentados en conversaciones, para tratar de encontrar semejanzas y diferencias en el aspecto educativo no formal. Me ha servido para hacerme una idea más global del trabajo de los escolapios, y de sentirme posiblemente más parte de ese conjunto. Porque sigo constatando que los diferentes lugares andamos por distintos pasillos de la misma casa de la educación integral de niños y jóvenes. Encontrarnos pues en la cocina,  hacernos unos cafés y charlar un rato, sin preguntarnos si somos religiosos o laicos, se convierte en un placer para los que tenemos el mismo tema de conversación.

Nicaragua es un país sencillo, herido y cansado, y sus gentes me resultan cercanas y serenas, acostumbrado a los excesos (para lo bueno y lo malo) de los dominicanos.

En León he disfrutado de una obra muy popular, inevitablemente marcada por la presencia de Sutiava ante la puerta del Colegio, como el niño que espera para entrar a clase. El colegio imprime carácter, la casa de Comunidad es amable y fresca, pero vengo contento con la revitalización del Centro Cultural, el nuevo auditorio y la nueva casa de voluntarios, así como todas las posibilidades que esto ofrece a la educación no formal.

Managua es otra historia. Difusa en todo y en parte, aguanta como puede superando el pasado. El colegio resulta cercano en un entorno abierto, y la Comunidad (variada y cercana, en la que ya se encuentra mi hermano) vive dedicada a él, y ajena a lo demás porque realmente no necesita nada más.

 Por lo demás, sigo disfrutando como un loco de los aeropuertos, y mucho más en soledad. De pasear, de la eterna pulcritud de las tiendas, de los bien colocados que están los productos en los estantes, de lo bien que huele todo, de querer gastar sin tener, de sentirme controlando la situación, de ver gente arrastrando maletas llenas de historias, entre prisas, cansancio o desconcierto. Esto no justifica el billete, pero para mí supone un secreto aliciente.

Estos días me han servido para desconectar y ver mi trabajo de aquí con la perspectiva que da la distancia. Se muestra todo con más claridad, el objetivo, los medios, las dificultades. Y se convierte en fundamental la necesidad de estar siempre enfocando el rumbo para no desenfocarme en la inmensidad de minucias del día a día.

Y así fue cómo aterricé en la vida real.

Lo bueno, que el tiempo ha cambiado un poco y refresca más, y que en San Eduardo estamos de fiestas patronales.

Lo malo, la plaga de mosquitos (que después de las lluvias están más jodones que nunca); el renacer de la invasión de cucarachas (que pensaba exterminada para siempre); la posibilidad de tener un ratoncito en algún lugar de la despensa (según las huellas fecales que ha dejado); la imposibilidad de tener internet de forma estable y continuada; un nuevo pinchazo de rueda de guagua; la señal del celular ha desaparecido y no puedo llamar ni recibir; la habitual música del colmadón a todo volumen hasta las tantas de la noche; la compra por hacer; las clases, la pila de exámenes por corregir, las nuevas por preparar y las notas por poner.

En fin, lo de siempre, minucias del día a día…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En "el nombre de la rosa" Guillermo de Basquerville le dice a Adso: "la mujer; qué tranquila sería la vida sin la mujer, que apacible, qué serena, que sosegada... y que insulsa"
Pues eso, qué tranquila sería nuestra vida sin las "minucias de cada día", qué apacible, que serena, qué cómoda... y que insulsa.
o no?
La vecina

Anónimo dijo...

Me gusta este nuevo foro q se ha abierto sobre el nombre de la rosa. Por fin puedo aportar algo en este blog;
Guillermo de Basquerville: "debía ser un monje muy feo"
Adso: "Por qué feo maestro?"
Guillermo: "Si hubiera sido joven y hermoso le hubiera otorgado sus favores a cambio de...nada"
Espero nuevas aportaciones sobre esta gran película.
saludos al Rúven y a su vecina!

Anónimo dijo...

"Mi querido Adso, para dominar la naturaleza primero hay que aprender a obedecerla".
Tú ya me entiendes
Nos vemos ya
La vecina

Manel dijo...

M'agrada el que dius dels aeroports, no puc evitar somriure'm i identificarte perfectament amb eixa descripció.

Si algú m'haguera contat això d'algú i m'haguera preguntat qui podia ser la persona, crec que habria dit Rubén!

Què t'ha paregut Nicaragua. Qué conten per ahí de la teologia de l'alliberació? Queden jesuites?

Una abraçada,

Manel AF, procrastinant abans de posar-se amb els deures ;o)