jueves, 12 de febrero de 2009

¿Crisis? ¿Qué crisis?

Hay gente que pregunta si aquí ha llegado la crisis. A decir verdad, creo que no. O no ha llegado o nunca salimos de ella, en realidad estamos permanentemente en crisis. La oferta laboral es bastante escasa, y evolucionar profesionalmente se convierte en un sueño difícilmente realizable si uno no se acerca a la capital. La gente vive de lo que puede, de vender cosas (o "chiripas", a lo que se dedica el chiripero) o de remendar otras (todo tiene un arreglo). Quien tiene la suerte de tener un trabajo "digno", nunca sabe hasta cuándo puede durar (veo en las noticias del Canal Internacional que en España pretenden abaratar el despido. Aquí no está barato, es gratis).
Económicamente, como siempre. Ni macro ni microeconomía, aquí vendría siendo una minieconomía cuyas miras son al hoy, al ahora, a cómo me las buscaré para comer. En el colmado la gente compra para hoy, 2 cortaditas de salami, una cucharadita de tomate (que meten en una bolsita, donde ya se pierde por contacto con el "recipiente"), un puñadito de arroz. Me he preguntado millones de veces si no sería posible ensanchar las miras e invertir lo poquito de cada día en algo más grande en lo que ahorrar a la larga. Ya no sé si es tradición, cultura o costumbre. O incluso si es educable. Supongo que yo, que cuando voy al Jumbo puedo llenar el carro, no me puedo poner en su lugar.
De todas formas, económicamente hablando veo lo que vivo. La obra escolapia vive en la cuerda floja del equilibrio presupuestario, rezando para que los niños paguen el colegio cada mes (último de los pagos que hacen con lo que cobran) y tratando de tapar agujeros, siempre con el temor de que llegue cualquier gasto extra que desbarate tal equilibrio (ayer mismo robaron la batería de la guagua, aparcada en el recinto parroquial, ¡qué miseria!). La inquietudes económicas se convierten entonces en el pan de cada día y, pese a mi disgusto, empapan muchas de las decisiones del funcionamiento habitual. La utopía entonces se rompe un poquito, o adopta una forma más realista, quizá.

Parece que por fin cesaron las lluvias y eso es una buena noticia. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso Rubén, hoy andaba yo también pensando en la crisis cuando he terminado de atender en el servicio de información. Porque últimamente los servicios sociales andamos un poco desbordados y colapsados por una situación estructural que ahoga las economías de muchas más familias de las que a simple vista nos podemos imaginar.
Los casos se repiten; estoy en desempleo, cobro 600, 700, 800 euros de prestación, pero pago una hipoteca de 800, 900, 1000…, tengo 3 hijos, 4, 5, me han cortado la luz, o el agua o el gas, me desahucian de la vivienda porque llevo 7 meses sin pagar el alquiler, el banco me ha reclamado el pago de la deuda, y si no pago se quedan con el piso…
Y lo unico que puedes decir a la gente es: NADA.
Es una sensacion de impotencia constante. No hay ayudas, nos han recortado el presupuesto y la gente viene como último recurso a una cita con el trabajador social (q por cierto pidió hace 3 meses, ya que en los centros falta personal, no sustituyen bajas, y las listas de espera crecen y crecen)
Cada vez recortamos más. Dejamos de hacer alquileres porque priorizamos los gastos de manutención. Hacíamos deudas de luz, hasta q nos desbordó y solo hacemos con aviso de corte, y ahora nos damos cuenta que nuestras fechas de pago son posteriores a los cortes, y la gente llega ya con la luz cortada. E Iberdrola no tiene piedad!!
Es una mierda. Porque encima ves que estructuralmente las cosas no cambian. Es más; van a peor. Las soluciones pasan por una moratoria de hipotecas que solo acaba beneficiando a los bancos, principales culpables de esta situación económica. ¿para que sirve el estado si una vez más los bancos, empresas, ricos, especuladores, inversores, salen ganando…??
Y lo que dices tu, crisis aquí. Pero la gran parte de la humanidad vive en una situación de crisis permanente, y nadie hace nada.
Solo ahora, en el norte nos empezamos a plantear que tal vez el sistema socio-económico que tenemos no es el mejor.
Ojala todo esto al menos sirva para que seamos conscientes que este mundo no funciona, que no podemos mantener un nivel de vida por encima de las posibilidades, que la ciudadanía denuncie, reivindique, viva más sencillamente y que sobre todo el estado y los gobiernos asuman sus responsabilidades y pongan freno a un capitalismo salvaje que hace y deshace al gusto, provocando miserias innecesarias.
Ups, creo que me he enrollado un poco, pero creo que al menos me siento un poco mejor. Gracias por cederme un ratico tu espacio.
Un beset

Anónimo dijo...

Gracias Ru, Gracias Lola por vuestros textos. Me han encantado vuestros puntos de vista.
Ojalá la crisis sirva para algo...

Anónimo dijo...

Hola
Me cuelo en el blog del vecino que hoy habla de dinero, algo que me resulta aburrido además de incómodo.
Pero, cuando leo el lema de PROMESE (agencia local del emdicamento dominicano) "Medicamentos para todos" no sé si reir, llorar o ponerme a dibujar cuernos en las "o" del cartel.
En un pais como este en el que lo primero que piensa uno cuando enferma es en si tendrá dinero para pagar la consulta; o quizá sólo si tendrá dinero para pagar el pasaje de la guagua que le lleve al hospital de Salud pública, donde por cierto debe llevarse su comida, sus sábanas y pagar parte del tratamiento, donde la habitación más pequeña es para 8 y apenas hay una silla para todos los acompañantes, donde en medio de una intervención se va la luz o donde citan a 45 personas para ver a las 15 primeras que lleguen;
un país donde una mamá debe andar más de 3 kilómetros bajo un sol bien caribe para que un muchacho que acaba de acabar su carrera de medicina (y al que han abandonado a sus suerte en un campo a 8 kilómetros de la civilización), visite a su hijo enfermo (bueno a uno de los dos porque el otro se quedó en casa porque ella no podía cargar con los dos);
un pais donde a un enfermo lo envían a casa porque no puede pagar la clínica o le cortan los tratamientos por falta de pago sin importar que de ellos dependa su vida;
o donde los haitianos, que por no tener no tienen derecho ni a tener un nombre o una nacionalidad tienen además que oir que se están quedando con todos los recursos que son para los dominicanos.
Pues bien, en este pais, cuando lees los carteles (acompañados de fotos de políticos sonrientes) de "Salud para todos" tengo que aguantarme las ganas de dibujarle los cuernos, el rabo y 3 dientes negros a esa foto sonriente.
En fin, hermanos,
Seguimos en la lucha.