martes, 4 de diciembre de 2007

Cuestión de elecciones

Era un tiempo fuerte de lluvias, las crecidas de los ríos se llevaban por delante cuanto encontraban a su paso, sin respetar nada ni a nadie. La gente sencilla, despachada de cualquier otro lugar en el que tuviera que pagar por la tierra que pisaba, se había establecido en las orillas de los cauces, esperando tiempos mejores y rezando por que el río siempre pasara de largo sin fijarse en ellos. El río solía respetar esta tregua sin condiciones, aunque miraba siempre de reojo esperando el momento de pegarles lengüetazo. Y por fin su momento había llegado.
Él, ajeno al mundo, acabó de freírse el huevo y lo depositó en el plato junto al beicon. Ya en la mesa disfrutaba de su desayuno, sorbiendo leche un momento, mojando con el pan el siguiente. Disfrutaba reventando la yema desde arriba, en un gesto seco. A su izquierda, el periódico entreabierto, y la chica de servicio, de pie, que lo ojeaba.
- Parece que se ha llevado a medio pueblo por delante.
- Ya ves. – contestó él – Desventajas de construir ahí. Ellos se lo han buscado – dijo sentenciando.
- No es realmente así. Les han desalojado de todas partes.
- Sí, pero ellos eligen siempre volver, es una cuestión de elecciones. ¡Cabezonería humana! Ahora que paguen por ello y no culpen al estado de su desgracia.
- El gobierno los saca siempre sin ofrecerles otro sitio en el que quedarse – añadió en tono serio.
- Con todo terreno que hay por ahí… Eso son excusas, hacen lo que quieren.
Ella levantó la vista del periódico y miró por la ventana, frunciendo el ceño.
- Nadie elige morir.
- Al que le disparan tampoco elige morir.
- No habrán visto otra solución.
- Pues ahora, que se jodan – dijo, dando por finalizada la conversación.
Y siguió mojando en el plato. El huevo, rotas sus barreras, se desbordaba por aquí y por allá. Él preparó con el pan un bocado exquisito, un poco de yema, un poco de clara, un trocito de beicon. Se lo metió precipitadamente en la boca, rechupeteando los dedos bien untados de aceite.
Ella se tragó la indignación sin encontrar más razones que argumentar. Y volvió a la pila a enfrentarse con la fregada.

El día menos pensado, él eligió morirse. O tal vez fue la muerte quien le eligió a él, o quien eligió ser muerta a través de él. Cuestión de elecciones. Era un domingo sin fecha en el que no había nadie por las calles, y la gente se levantó tarde y sin ganas. El teléfono de la funeraria sonaba, aburrido y cansino, consciente de la indiferencia que despertaba.
Al velatorio no llegó nadie en toda la mañana. A última hora se acercaron dos monjas que buscaban algún alma por la que rezar. Y un campesino entró después, sombrero en mano, con la cabeza gacha buscando las hormigas que corrían por el suelo.
Ella se acercó y le dijo en voz baja:
- Lo siento.
- Yo también, me debe dinero. – y levantó los hombros resignado.
Nadie más en el pueblo acudió. Pero me contaron de alguno que, al oír la noticia, expresó en tono neutro:
- Que se joda.
Y continuó su camino sin perder más tiempo. Y la gente volvió a los cauces, y la vida siguió como siempre.
Rubén G.M.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

que se joda! diría. Pero hoy me sale otro sentimiento. ¿que le pasaba a este hombre en su vida para ser así?
Un beso. Estarás estos dias en el encuentro con todos, seguro. Rubo

Anónimo dijo...

soy javi a. que no recuerdo la contraseña

Anónimo dijo...

Uf! Lo mejor de la historia... ¡las ganas que me han entrado de comerme un huevo frito!! ;-D

Besitos en la distancia.

esteldenadal dijo...

m'agrada

;)

eva dijo...

Qué se joda?
ufufuf
por lo menos da que pensar...
besos encontrados.....EVA

Anónimo dijo...

Joder, niño... ¿no estabas tan contento de codearte con gente importante...? aunque yo destacaría al matrimonio español por encima de presidentes de editoriales...
Sigue entre el cielo y la tierra, aprendiendo a cambiar ruedas y sin dejar de darle a esa mente de escritor...
Pero para no meterte una leche en esa 'desubicación' entre los dos lugares se me ocurre una frase de una chcia muy maja, y que cantabas tú de jovencito... "Pon los pies en la tierra, corazón y cabeza en el cielo..." (o algo así)
Esta tarde empieza el encuentro y yo supongo que no vienes, pero aún no has confirmado nada, por las cuentas de comidas y demás... ;)
Ale, besitos